cuánto debo odiar un ciclo… cuánto debo caminar sin compañía, y cuánto he de madurar para cambiar más mi mente… cuánto he de reducir mi vida, y cerrar mi alma, para que sólo muy pocos sean capaces de penetrarla… cuánto podría demostrar con un sólo beso… y cuánta impotencia recorre mi mirada… cuántas letras componen mi cuerpo, y cuanta gente cree poder enseñarme lo que aprendí cayendo y callando… cuánto… es algo incierto… pero

¿Eso, no es la vida? Sino mas que aprender viviendo…